jueves, 28 de febrero de 2013

Alpinismo en chiquitito...



Después de unos cuantos días sin contaros nada aquí estoy.

He estado liado.

No se si habrá alguien que me siga, si es así os lo agradezco, de igual manera escribiré.

Escribir esto me hace pararme a pensar, valorar más en profundidad cada experiencia que vivo.

Curso de iniciación al alpinismo, eso es lo que he estado haciendo hace dos fines de semana.

Dos magníficos profesores y mejores personas, Alvaro y Mariano me enseñaron mucho.

Acompañado de mi compañero de cordada y amigo Chule, su novia Miriam, mi amigo Pablo y varias personas todas y cada una con su granito de arena que va llenando el reloj de mi vida.

Fue un fin de semana lleno de experiencias, el viaje en la furgo estuvo pero que muy bien.

El maldito GPS nos adentró en un pueblo en el que la carretera acababa.

Ya era de noche, y los paisanos recios del lugar no se asomaban por las ventanas.
Un buen hombre nos indicó y salimos de allí.

Gracias a las indicaciones de este hombre y del paisano del peaje llegamos a nuestro destino.

Aparque la furgo, nos esperaba una pateada de una hora mas o menos hasta el refugio.

Andar solo con la luz del frontal sobre nieve suelta es mágico; Aunque al día siguiente nos enteramos que esa nieve suelta en realidad eran aludes ya caídos, lo piensas y... lo piensas... y...

Aprendí a moverme con los crampones, a subir, a bajar, a manejar el piolet.

Reuniones con medios de fortuna, uso del arva y pala.

En fin aprendí lo necesario como para poder marcharme con independencia a la montaña en invierno de forma segura y sobre todo conociendo los riesgos.

Gracias a quienes compartieron esas experiencias conmigo, por que, no hay nada que una a la gente mas que la montaña.

Como siempre después de respirar ese aire especial, ese aire que solo puedes respirar cuando sales a la puerta de un refugio al anochecer.

Me sentí bien, y aún me dura.





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