lunes, 11 de febrero de 2013

Nieva ahí fuera...



Me despierto, miro por la ventana y todo es frío,todo esta nevado.
Desayuno,escribo a Pablo: ¿vamos al panel?.
Pablo no viene.
En este momento es cuando la motivación hace su trabajo.
¿Me siento en el sofá?
¿Me pongo a ver vídeos de escalada en youtube?

Pues ¡NO!

Cojo mi mochila con los aperos de escalar,quito la nieve a la furgo y me voy al panel.
La calle esta desierta,pero yo tengo puesto algo de reggae en mi loro asi que no pasa nada.

Llego al panel,allí no hay nadie, soy el único que madruga un sábado para entrenar,me siento bien por ello en realidad.

Estiro un rato y de paso,las estufas eléctricas que calientan un poco la sala comienzan a hacer su trabajo.

Está todo listo.

Madre mía los gatos están helados tendré que moverme ya para que no se me agarroten los dedos.
Tengo buenas sensaciones,las series de movimientos salen fluidas,me encuentro bien.
Alguien dejó el disco de extremo en la minicadena,se alternan canciones de amor,sexo,decepción, protesta.

Es momento de introspección,el ambiente esta creado,mi mente se concentra en cada movimiento,en aplicar la fuerza justa a cada agarre.

Tres minutos de descanso....

Esos tres minutos entre serie y serie que no pasan nunca,siento como mis antebrazos respiran.
Mis venas están hinchadas,pero es en esos tres minutos cuando pienso en mí, en mi semana, en qué estoy haciendo en por qué lo hago. En el cronómetro sale un tres,es momento de volver a colgarse...

Acabo la sesión, estiro,¿por que vine a entrenar?

Quizá las ganas de escribiros esto motivaron mi entrenamiento,quizá esto sea buena idea.

Quizá,mi escritura se alimente de mi motivación y mi motivación de mi escritura.

Apago las estufas y las luces,cierro la puerta.

Aún nieva.

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